El
lunes pasado, distintos medios de comunicación publicaban la noticia de la
visita del Rey de España a la fábrica que la empresa Persán, S.A. posee en
Sevilla, en donde ha presidido la celebración del 75 aniversario de la misma.
Dicha empresa se dedica al mercado de detergentes, suavizantes y productos de
limpieza, y ha inaugurado un laboratorio de I+D, un almacén automático con
capacidad para 40.000 palés y unidades de fabricación de detergentes en
cápsulas.
Por supuesto, acudieron para acompañar al monarca políticos de todos los colores, que ocupan distintas instituciones del Estado, de la Comunidad andaluza y del Ayuntamiento. ¡Hasta el ministro de Defensa! Que ya me dirán ustedes la relación de esta cartera ministerial con los detergentes…quizá por eso de que hay que lavar los uniformes. En fin, cosas del protocolo.
Asimismo,
en dichas noticias aparecen unos datos económicos sobre la empresa. Entre
otros, se aportaba que Persán facturó 372 millones de euros en 2014 (ha
aumentado un 4,5%), con un beneficio
antes de impuestos de 29,3 millones. Desde que empezó la crisis, en 2008,
Persán ha invertido más de 90 millones de euros, aumentó sus ventas en un
tercio, la plantilla en un 30 por ciento y los
salarios subieron un 19 por ciento. No obstante, el beneficio se redujo en
un 13 por ciento, quizás por las inversiones realizadas, las bajadas de precio
para estimular el consumo, y el coste del personal.
Según
indican dichos medios de comunicación, la empresa ha informado que la inversión
total durante el pasado año fue de 16,9 millones, y destaca que la facturación
de la compañía “continúa a un ritmo
ascendente, tanto en España, como en los países europeos como Portugal”. Ha
recordado, asimismo, que las exportaciones suponen un 30 por ciento de las
ventas totales de Persán. La fábrica, que ocupa una extensión de 80.000 metros
cuadrados, es la más grande de Europa en productos de detergencia.
En
la propia web de Persán se indica que "la facturación en 2013 fue de
356 millones de euros. Las inversiones en los últimos diez años suman 128
millones de euros."
Sin
embargo, me ha llamado la atención que ningún medio señalara que dicha empresa
ha contado con cuantiosas ayudas de la Junta de Andalucía para esas inversiones. Y no digo esto
precisamente para encumbrar la labor del Gobierno andaluz, sino todo lo
contrario, como explicaré más adelante.
Antes
de seguir con mi reflexión, debo aclarar que he tomado el ejemplo de esta
empresa como podía haber tomado otra cualquiera en la misma o similar situación.
Ha sido la publicidad de la visita real la responsable de mi elección. Quiero
dejar claro que no tengo nada en contra de las personas que trabajan en esa
empresa, ni de sus directivos ni de sus accionistas.
Bien,
volviendo al tema de las ayudas solicitadas por la empresa Persán y otorgadas
por la Junta de Andalucía, les señalo a continuación algunas de ellas como
muestra.
En
el año 2008, según la información obtenida del Boletín Oficial del Parlamento
de Andalucía de 25/01/2010, la Junta le concedió a Persán 3.355.908,99 euros
de Incentivos Regionales, datos facilitados por la misma Administración.
En
el BOJA de 18/03/2009
se publica el Acuerdo de 3/03/2009 del Consejo de Gobierno, ratificando el
adoptado por el Consejo Rector de la Agencia IDEA con fecha 10/02/2009, por el
que se otorgaba a la empresa Persán un incentivo por importe de 1.252.580,66
euros
Aquí
les dejo el enlace a algunos anuncios
publicados por la Agencia IDEA sobre los incentivos concedidos a Persán.
Observen las innumerables empresas y personas físicas que han recibido ayudas
económicas otorgadas por la Agencia IDEA, sin que se fiscalicen previamente
por la Intervención de la Junta dicho gasto y sin la participación de un solo
funcionario.
AYUDAS 4º TRIMESTRE 2010:
522.632 euros
AYUDAS
1º TRIMESTRE 2013: 1.146.397,07 euros
AYUDAS
2º TRIMESTRE 2014: 2.600.805,04 euros
Para
su deleite, o más bien aflicción, les dejo con más listados de beneficiarios de
las ayudas concedidas de igual forma, sin fiscalización previa y sin la
participación de funcionarios, por la Agencia IDEA desde el año 2012: AYUDAS
AGENCIA IDEA
Respecto
a la ayuda del segundo trimestre de 2014, el Consejo de Gobierno ratificó el 8/04/2014
el acuerdo adoptado por el Consejo Rector de la Agencia IDEA el 25/02/2014, por
el que se concedía dicho incentivo referido más arriba de 2,6 millones de euros
a la firma Persán, para modernizar su fábrica de productos de limpieza en
Sevilla. Este proyecto suponía, según decía el anuncio publicado en la web de
la Junta de Andalucía "una inversión de 19,6 millones de euros, el mantenimiento de 424 empleos (415 de
ellos fijos) y la creación de siete más".
Decir
que supone el “mantenimiento de 424
empleos” está dando a entender que, sin la ayuda de la Junta, la empresa no
hubiera ejecutado el proyecto y despedido al personal. Muy pretenciosa ha sido
la Junta de Andalucía con su anuncio, pues tengo claro que la empresa hubiera
realizado la inversión con o sin ayuda de la Junta.
En total, con arreglo a lo que he podido encontrar a través
de búsquedas en internet, las ayudas otorgadas por la Junta de Andalucía a la
empresa Persán desde 2008 ascienden a 8.878.323,76 euros.
Todo
esto me ha hecho reflexionar sobre la actividad de fomento de la
Administración, y sobre el caso particular de Andalucía.
¿Por
qué la Junta de Andalucía tiene que ayudar económicamente a una empresa privada que, desde el comienzo,
tiene asumido el riesgo de su inversión? Y si encima la empresa tenía sus
cuentas saneadas, incluso con beneficios, ¿por qué hay que dar dinero de los
contribuyentes a esta empresa privada?
Desde
2008, en plena crisis económica, multitud de empleados públicos, entre los que
me incluyo, y trabajadores de muchas empresas, hemos visto nuestros sueldos
rebajados en porcentajes elevados, perdiendo poder adquisitivo, o peor aún, han
sido despedidos muchos trabajadores. ¿Por qué la Junta le da parte de ese
dinero que se ha quedado de nuestros sueldos en ayudar a una empresa privada que le ha subido el sueldo un 19% a
sus trabajadores, según decían los medios de comunicación? Y no sólo eso, los
trabajadores de esa empresa tienen unos beneficios sociales en su Convenio
colectivo que no tenemos los empleados públicos, y eso pagado con el dinero de
las ayudas (lo que se ahorra la empresa en inversión, lo utiliza en el bien de
sus trabajadores). Con ello no estoy diciendo que sean injustos los beneficios
laborales de sus trabajadores, sino que el trato ha sido desigual debido en
parte a que la empresa ha sido beneficiaria de las ayudas otorgadas con dinero
público.
¿Quién
decide en qué debe gastarse el dinero público? ¿Cuánto, cuándo y cómo? ¿Debe
hacerlo el Estado, en sus tres niveles de gobierno, estatal, autonómico y
local? Sin el intervencionismo del Estado, ¿la sociedad española sería incapaz
de crecer económicamente? ¿Con ello no se frena, reprime y cercena la capacidad
de los ciudadanos españoles para ingeniárselas por sí solos o unidos en
sociedades o cooperativas, incluso para salvar cualquier situación
socioeconómica que presentara dificultades? ¿Influye o no en el mercado ese
intervencionismo, que incluso se dirige en demasiadas ocasiones a sectores de
escaso potencial productivo?
Es
cierto que el potencial económico de un solo individuo o unos pocos no es el
mismo que el de un Estado, cuyo sistema tributario le permite contar con sumas
astronómicas de fondos –muy atractivas, por cierto, para cualquier corrupto sin
escrúpulos-. Para entendernos, con mil euros no se puede construir una planta
industrial, pero si juntamos la aportación de muchos, el potencial es
mayúsculo. Pero, ¿quién debe arriesgarse en la aventura de crear las empresas,
el Estado o los ciudadanos que voluntariamente quieran hacerlo uniendo sus
capacidades y economías? Y si lo deciden los ciudadanos, ¿con ayuda o sin ayuda
del Estado?
Creo
en las personas, en su ingenio, en su capacidad de trabajo, pero me temo que
vistas las políticas de fomento ejecutadas en nuestro país, es evidente que a los
partidos políticos que nos han gobernado y gobiernan prefieren seguir con ese intervencionismo sin límites, convirtiéndolo
en uno sus negocios más prósperos de nuestra historia contemporánea.
¿No
sería más razonable que fuera la empresa quien decidiera sus políticas, incluyendo
las inversiones a realizar y la asunción del riesgo, y el Estado se dedicara a
reducir al mínimo posible la carga fiscal a ciudadanos y empresas, a regular
con mínimos la convivencia, velar por el cumplimiento de los derechos
fundamentales de las personas, por su protección y su seguridad –prestaciones
sociales, sanidad, etc.-, y por supuesto, a ayudar a aquellas personas que
tienen más difícil el acceso al mundo laboral de forma eficiente?
El
poder que los políticos alcanzan cuando llegan a gobernar les seduce tanto, es
tan enorme el endiosamiento que les produce su uso –y abuso en demasiadas
ocasiones-, que olvidan que son tan ciudadanos como cualquiera de nosotros.
Nuestros gobernantes prefieren asfixiarnos a base de impuestos y tasas a fin de
ser ellos quienes decidan el destino de esta recaudación, en vez de disminuir
esa carga fiscal y dejar a los ciudadanos y las empresas que libremente decidan
dicho destino, ya sea en inversiones, nueva creación de empresas, en consumo,
etcétera. Es otra manifestación más de la falta de libertad de la ciudadanía.
Si
analizamos la cuestión en Andalucía, la subsidiada, la del voto comprado a base
de incentivos, ayudas, subvenciones y contratos, encontramos en el excesivo
intervencionismo la base del sistema clientelar que sostiene en el poder al
PSOE andaluz. Y dado el número de electores que aporta Andalucía, diría que el
PSOE nacional no podría subsistir sin este sistema.
(Nota: publicado el 02/04/2015 en EL DEMÓCRATA LIBERAL)
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