Hoy,
queridos lectores, les relataré la confesión que me hizo hace unos pocos años
un alto cargo de la Junta de Andalucía –que en adelante denominaré “A”-, junto
a otro funcionario, cuyo nombre no revelaré en este artículo, y que hasta ahora
no he hecho público por diversos motivos.
A
algunos les escandalizará; otros pensarán “lo sabía”, y habrá otros que no
darán ninguna credibilidad a la historia. A pesar de todo, he entendido que
este es el momento de revelarlo, de sacar a la luz lo que manifestó esa persona.
No puedo probar que sea cierto lo que dijo, pero sí puedo testimoniar sus
palabras, que entrañaban una extrema gravedad.
Era
una de esos tantos días que salí a comer con mi compañero y “A”, cerca de
nuestro trabajo, a fin de continuar con la jornada laboral por la tarde. En esa
época, muchos días se convirtieron en doce horas continuadas de trabajo con dos
cortos descansos, uno para desayunar y otro para comer.
Nos acercamos hasta La Taberna, ese céntrico y conocido lugar de tapeo de la calle Gamazo (Sevilla) donde solía pedir los huevos fritos con tomate y patatas, o su exquisito flamenquín con salsa, entre otras tapas que ofrece. Nos sentamos en los banquitos de la mesita que había justo al entrar a la derecha (no puedo olvidarlo), y comenzamos la comida hablando de temas de trabajo, dado que “A” no descansaba ni en las comidas, hasta que la conversación derivó, como suele pasar, hacia otros temas diferentes.
Supongo
que en un momento de extrema confianza tomada por su parte, “A” nos reveló a mi
compañero y a mí que una condición que impone el partido del PSOE-A para ser
nombrado alto cargo es llevar a la sede que dicho partido tiene en la calle San
Vicente (Sevilla) un sobre con un porcentaje de su sueldo, que no figura en la
contabilidad del partido, que es independiente de la cuota que se paga como
afiliado, que estaba generalizado entre los altos cargos de la Junta, y que era
una pesadez tener que pasarse por allí para entregarlo. Pero es lo que había.
Ambos
nos quedamos tan atónitos, debió notarse tanto en los rostros nuestro estupor,
que “A”, percibiendo que había metido la pata, nos confesó que no tenía que
haberlo dicho, que por favor no dijéramos nada, porque jamás reconocería
haberlo dicho…pero lo dijo.
Estuve
dándole vueltas al tema muchos días, porque era muy grave lo que había
confesado esta persona. Si hubiera revelado esa información en ese momento
mediante la correspondiente denuncia, seguramente me hubieran hecho la vida
imposible en el trabajo. Los conozco bien, se como piensan y actúan, porque ya
había vivido en la Junta de Andalucía episodios temibles, propios de un Régimen
bananero y dictatorial.
No
obstante, tenía claro que la denuncia no habría prosperado, porque no podía
presentar un solo indicio para probar lo que había dicho, salvo los testimonios
de mi compañero (que no quería saber nada del tema) y el mío propio, y ya había
tenido la experiencia de denunciar en la Justicia temas graves sin ningún
efecto, salvo sufrir acoso en el trabajo.
El
miedo a los poderes públicos, a que hundan la carrera de cualquier funcionario,
a que despidan a cualquier empleado público con contrato laboral, bloquea
posibles actuaciones a favor de la Justicia. Los afectados prefieren mantenerse
al margen como si nada ocurriera. Y ustedes, lectores, posiblemente harían lo
mismo si conocieran de cerca hasta donde pueden llegar algunos cargos públicos.
No
puedo probar que realmente ocurra lo que manifestó “A”, es decir, que todos los
altos cargos de la Junta vayan periódicamente a determinadas sedes a entregar
sobres con dinero que no figuran en la contabilidad “oficial” del partido. Lo
único que puedo aseverar con certeza es lo que escuché ese día directamente de
su boca.
Después
de todo lo que ha estado saliendo a la luz, de los fraudes masivos, de tantos y
tantos casos de corrupción repugnantes, de actuaciones de lo más deplorables,
ausentes de la más elemental ética, decidí que había llegado el momento de
revelarlo públicamente y compartir con ustedes esta información tan
significativa. Insisto, no se si es cierto lo que dijo, sólo tengo la certeza
de lo que escuché.
Si
fuera cierto lo que reveló “A”, teniendo en cuenta la cantidad de cargos que el
PSOE-A nombra a dedo en la Junta de Andalucía (Consejeros, Viceconsejeros,
Directores Generales, Delegados Provinciales, Directores de Agencias y
Sociedades Mercantiles, Gerentes, segundos niveles, etc.), el importe al que
pudiera ascender la suma de todos los supuestos “sobres” podría ser
astronómica.
Si
así ocurriera realmente, podría llegar a entenderse que existiesen sueldos tan
injustificables como el de casi 100.000 euros del Director del Centro de Apoyo
al Desarrollo Empresarial (CADE) de Marbella, que fue concejal del PSOE-A, o el
del Director de Invercaria, que en el ejercicio 2009 fue de 117.042,48 euros,
datos que ofreció la Cámara de Cuentas en uno de sus tantos Informes (BOJA de
15/12/20012), u otros muchos sueldos con cifras muy elevadas de tantos y tantos
cargos de la Administración paralela. También podría explicarse la existencia
de “mochileros” que estaban dados de alta en Invercaria y no iban a trabajar,
como el caso de Jamie Lynn, que fue secretaria de Manuel Chaves.
Estos
casos son los que han trascendido, no sabemos si existen más, lo cual no es
descartable, visto lo visto. Y observen que todos estos hechos han tenido
escasa repercusión en la ciudadanía, que no acaba por reaccionar.
Si
fuera cierto lo manifestado por “A”, también podría comprenderse la resistencia
numantina que mantiene el Gobierno andaluz a reducir drásticamente todos estos
entes ineficientes e inútiles de la Junta (Agencias, empresas, fundaciones,
consorcios, etc.). Si fuera cierto, ya no sería sólo una cuestión de mantener
un granero de votos, como muchos hemos denunciado, sino de mantener una parte
de la financiación del partido, aunque el hecho de pagar tantos sueldos en
estos entes a afiliados al partido ya pueda considerarse, en cierto modo, una
financiación.
Acaba
de conocerse a través de los medios de comunicación que la Juez Alaya investiga
a una persona afiliada al PSOE andaluz, que fue alcalde de la localidad de
Lebrija (Sevilla), que ha cobrando sueldos de uno de dichos entes
instrumentales durante 11 años sin siquiera aparecer por el centro de trabajo.
Si fuera cierto lo apuntado por “A”, así como esta otra noticia, o la de los
“mochileros”, ¿podríamos concebir que todo apunta a un posible sistema en el
seno del partido socialista andaluz?
Cada
cual que saque sus propias conclusiones. A mí, las palabras de ese alto cargo
reforzaron mi empeño en seguir luchando contra este Régimen que tanto daño
lleva haciendo a muchos andaluces, y que sigue contando con la connivencia de
aquellos ciudadanos que, imitando al avestruz, esconden su cabeza bajo tierra,
creyendo erróneamente que esa actitud les libra de alguna responsabilidad o
mantiene intacta su dignidad.
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